¡Ya no queda nada! Estamos terminando los últimos detalles de la maquetación del texto ‘Hacia la destrucción de la escolarización’, escrito por Matthews. Va a ser una publicación espectacular y estamos deseando publicarla para comenzar a difundirla como si no hubiese un mañana. Aquí os dejamos, a modo de aperitivo, los primeros párrafos del capítulo primero.
<<Capitulo 1.
El rol de la escolarizacion en la sociedad.
A la mayoría de la gente no le gusta que le digan qué hacer. Cualquier institución que tenga como objetivo estructurar y reglamentar la vida de una persona está, hasta cierto punto, en conflicto con esa persona. Lo interesante de esto es que esa persona no siempre está en un conflicto intencional con la institución. Aquellas que son obedientes y cumplen su papel como estudiantes, comprensiblemente tratan de ignorar los efectos negativos que la escolarización tiene sobre ellas. Pero, ¿quién podría negar honestamente que son claramente visibles? A las estudiantes se les enseña, a través del proceso de escolarización, a ser conformistas, sin imaginación, dóciles, y un gran número de cosas que por lo general se consideran grandes virtudes en el mundo laboral. Sigue por este camino y nunca podrás sentirte bien contigo misma, pero serás felicitada por las figuras de autoridad durante toda tu vida. Creo que los sentimientos antagónicos que la gente tiene hacia la escuela reflejan lo que las escuelas están intentando hacer para ti. Nuestra actual situación, en la que la enseñanza obligatoria parece ser tan natural, tiene un contexto histórico; los factores y las razones por las que pasamos gran parte de nuestras vidas en la escuela sólo se pueden explicar adecuadamente desde una perspectiva que históricamente ve a la escolarización en cuando a los medios empleados y los fines deseados y mira hacia estos diseños institucionales que dejan a la persona atrapada en la escuela. Esta perspectiva sólo puede ser revolucionaria si se identifica con la persona atrapada en la escuela – con sus necesidades y deseos, su rabia y frustración. Debemos mirar cómo la escolarización se inscribe en el conjunto de la sociedad y qué tipo de relaciones sociales e instituciones dependen de mantener a esta persona – tú, en la práctica – conforme. El problema, concretamente, de que la mayoría de la gente haga lo que se dice, es un problema con la totalidad de las relaciones sociales civilizadas.
La escolarización es un proceso fundamental para nuestra sociedad. Puede ser entendida como el conjunto de técnicas mediante las cuales una sociedad instruye a las jóvenes en el conocimiento, valores, y posturas necesarias para convertirse en miembros responsables de la sociedad, reproduciendo el orden social dominante. Los timbres, las clases, las reglas, la disciplina – son todos aspectos importantes de un proceso de control que pretende moldear a la persona hacia una forma más deseable para las demás – las autoridades. La escolarización, como el trabajo, está basada en la coerción. En general, una persona no hace los deberes porque la experiencia sea gratificante. Una no hace los deberes bajo sus propias condiciones. Además, su progreso es guiado mediante un palo o una zanahoria – generalmente ambos. Max Stirner tenía razón cuando dijo que «la cuestión de la escuela es una cuestión vital.»
La habilidad para la vida más importante adquirida en las escuelas es la sumisión. Es absolutamente esencial para todos los sistemas sociales jerárquicos. La educación, como William Torrey Harris (comisionado de educación en el cambio de siglo) una vez definió, es «la subsunción del individuo». Nadie es completamente libre de las presiones sociales, las fuerzas materiales, las influencias externas. Pero esto no deriva en que debamos someternos al ideal de «adaptación» de la persona en el terreno social, que es: la modificación de la conducta, administrada por las guardianas de la República. Aquí hay una tensión esencial: la tensión entre personas únicas y las instituciones sociales que impiden su autodeterminación.
La necesidad de la escolarización está profundamente arraigada en la psique moderna. En la aceptación de cualquier ideología política moderna se encuentra implícita la suposición de que la persona existe para servir al bien común o algún principio externo superior a la subjetividad personal – de hecho, esta parece ser la base de toda ideología, todo sistema político, toda forma de gobernar. Así que, partiendo de este supuesto, la persona lo suficientemente educada – la estudiante universitaria, por ejemplo – asume el pensamiento de un planificador social con respecto a todos los asuntos políticos. El pensamiento crítico está tan disuadido que muchas son prácticamente incapaces de tomar una postura anti-política contra todo bagaje moral de la ideología formal, contra la totalidad de la «producción mental.»[…]>>